CAPITULO 2
El leve apogeo
Pasaron otros cuatro mesecitos y el 25 de agosto a las 3 de la mañana nació Leandro, que fue el niño bonito y mimado de la casa. La abuela cuando vio al niño se le olvido todo lo que había pasado y dio mil gracias por ese gran tesoro que le había llegado y que le había hecho abuela muy joven. Todos en la casa se sintieron muy orgullosos de este niño y de la alegría que traería al hogar una nueva vida. Leandro se convirtió poco a poco en el juguete de la casa, el más querido de la casa, el que lo tenía todo no le faltaba nada, estaba de brazos en brazos, no le dejaban ni dormir, su mama Alma le hacía toda su ropita, su tita que lo quería desde que estaba en la barriga aprendió a bordar muñequitos de Disney para hacerles sus primeras sabanitas. A este niño no le faltaba de nada volvemos a lo de antes, porque existe tanta felicidad ahora? Siempre hay alguna victima que sufre para que, se podrían haber ahorrado tanto sufrimiento y mal estar a esos padres, que solo querían estar unidos para siempre. El que dirán es el peor error que se comete en el mundo.
Leandro con solo dos añitos iba a llevar las zarras de boda de su tita cristina porque a ella le hacía que su único sobrinito, e estuviera vestido de caballero y llevando parte de ella en las manos. El niño llevaba la medalla de oro de ella y un trajecito blanco y azul con una pequeñita pajarita hecha por ella, cristina iba muy contenta esa día al ver a su sobrinito delante de ella, casi todo el rato en brazos por que el niño se cansaba pero cristina no dejaba que su madre lo cogiera no quería separarse de él en ningún momento y siempre lo ha demostrado.
El niño creció entre regalos, más regalos y muchos más regalos. El niño al estar acostumbrado a esto, siempre quería mas y mas, pero lo bueno era que este niño no quería mas para quedárselo si no para dárselos a sus amigos.
Estos amigos que nombro son los niños que no miraba nadie o que dejaban a parte del grupo. El no podía ver esto el sufría mas que ellos, no podía sentirse agusto al tenerlo todo y a que esos niños o niñas no tuvieran ni una simple mirada. No lo podía soportar y siempre se juntaba con ellos, jugaba para distraerlos y hacerlos felices. Y eso engrandecía el corazoncito de Leandro que fue mucho más querido por esos padres y madres que veían como hacia felices a sus niños, que por tener algo diferente excluían.
Un día hicieron una fiesta de bautizo a una muñeca llamada Melania, esta muñeca era negrita, la madre de una de las mejores amigas de Leandro, marta sabía mucho de la igualdad y siempre quería ver una sonrisa a su amigo Leandro. Entonces a su madre se le ocurrió esta gran idea hacer un bautismo de una muñequita negra, como no marta era la mama, francisco un vecino de siempre fue el padre, Leandro y Ana fueron los padrinos de esta ceremonia, los demás de la clase de preescolar también estuvieron invitados, después de la ceremonia hubo una gran merendola que prepararon los niños con gran entusiasmo. Después de todo esto la madre de marta trajo un saco de disfraces, nos lo dejo, todos nos disfrazamos, bailamos y se lo pasaron súper bien.
Estos actos han hecho que Leandro tuviera muy buenos sentimientos, pero lo malo que era muy sensible y a la mínima se sentía mal por la gente, no tenia maldad, un fallo muy grande, porque casi siempre se pasaba de bueno hasta cierto modo de burla.
Le llamaban verdoso porque siempre llevaba algo verde puesto, era el color preferido de su mama.
Leandro se caso en las escuelas reales, un lugar de la villa cervantina de Castro del Rio con una niña muy bonita llamada Ana belén, los dos tenían la ilusión de casarse, Leandro llego muy feliz a su casa y le dijo a su mama que le hiciera un traje bonito para la boda, la madre no lo podría creer que su niño pudiera a optar a eso, pero le puso una camisa muy bonita y lo mando a la escuela. El niño compro cigarritos de chocolate para dárselos a todos sus compañeros, en fin hubo la ceremonia el cura era marta, la gran amiga de este, ese fue el recreo más bonito y divertido, la mejor media hora de su vida.
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